La semana pasada hice al horno una corvina enorme, era tan grande que
para meterla en el horno tuve que quitarle la cabeza y asarla sin ella. Pues
nos sobro un poco menos de la mitad, una cantidad que no es suficiente para
hacer otra comida, aunque demasiada para tirarla, así que el resultado de esas
sobras es esta receta tan rica.
Los que trabajáis jornada completa, ya sea entera o partida, sabéis lo
complicado que se vuelve cocinar todos los días, da igual los miembros de la familia
pero, si queremos llevar una dieta equilibrada es necesario (para mi) hacer una “comida caliente” todos los días. En
casa esa comida siempre es a mediodía e intento organizarme para hacer el doble
de comida y de esta forma tener lista la comida para otro día entre semana, por
ejemplo; si preparo carne picada en salsa para comer unos macarrones o pasta, hago el doble y más adelante en la semana uso es carne con arroz
blanco o con patatas. Otras veces preparo un buen caldo para comer una rica sopa calentita y después hago arroz al horno o similar durante la semana.
Resulta que el otro día alguien me dijo que hacer el arroz al horno
con las sobras del puchero “era de pobres”, tal cual, que en su casa su
madre hacía el caldo solo para hacer el arroz al horno. Entonces pensé que quizás
mi forma de cocinar y organizar las comidas no es correcta.
Aunque creo que para mí sería poco rentable (en tiempo) entrar en la
cocina para hacer un caldo solo para luego hacer un arroz al horno, es posible
que una persona que trabaja en casa si disponga del tiempo de hacer ese caldo y
después el arroz.
Me doy cuenta de que cuando voy a comprar y cuando cocino lo hago
pensando a futuro, pensando en tener comida medio preparada para que la semana sea
más relajada, tener medio organizado el menú semanal y no tener que estar
pensado todo el tiempo en ¿Qué hago hoy de comer?
Cuando Rachid me trajo la Corvina y la tuve en mis manos supe que para
2 personas era muy grande y que nos iba a sobrar, además era miércoles por la
tarde, el jueves era un día complicado imposible cocinarla, así que la hice el viernes para comer, de esa corvina al horno salen estas sobras para la receta.
Para esta receta vamos a usar:
Migas Corvina asada.
Patatas asadas.
Salsa o caldo.
Pimientos italianos
Aceite y sal.
Esta receta es sencilla de preparar ya que tenemos la materia prima ya
lista.
Solo tenemos que machacar las patatas y la cebolla asada que nos sobró
de la receta de la Corvina al horno, si no tuviésemos podemos hervir una patata
y machacarla.
No ponemos unos guantes y repasamos las migas de corvina asada para
que no se nos pase ninguna espina.
Mezclamos las patatas machacadas con las migas de la corvina sin
espina y añadimos la salsa que recogimos de la bandeja de cocción de la
corvina, si no tuviésemos podríamos añadir un poco de aceite de oliva o
mantequilla.
Encendemos el horno a 180º.
Ahora lavamos los pimientos y los secamos. Les cortamos la tapa dejando un trozo para poder sacarle el corazón con semillas, tiramos de el y sacamos las fibras y semillas que puedan quedar en su interior.
Una vez los tenemos todos rellenos, nos ayudamos de un palillo para
clavar las tapas de los pimientos así se quede todo bien ajustado.
Preparamos una bandeja de horno, le ponemos papel de horno encima, añadimos
un chorro de aceite de oliva y colocamos los pimientos de forma que quepan
todos juntos.
Regamos con aceite y sal, introducimos la bandeja en el horno, dejamos
que se doren los pimientos, unos 20 minutos aproximadamente.
Servimos solos o en compañía de arroz blanco, pasta, patatas o pan, dependiendo si es cena o
comida. Nosotros los tomaremos para cenar
acompañando con una patata y una pieza de fruta.
Os aseguro que ha quedado un plato delicioso, nadie diría que se ha hecho con las sobras de otra comida, de verdad que si esto es de pobres, pues en casa lo somos.
Pues qué quieres que te diga...prefiero ser pobre y comer todos los días esta delicia de pimientos rellenos. Besines guapa!!
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